Cada año durante esta estación se acercan, yo creo que cada vez más, hasta nuestra costa asturiana para darnos alguna alegría, y algún que otro disgusto también, a los que nos gusta la pesca submarina. Con la llegada del otoño la mayoría de ellos dejan de verse y aunque puedas dar de frente con alguna pieza solitaria, el agua fría suele hacerle mantener las distancias y no ofrecer blanco de tiro.
El vampiro de hoy entro de frente sin dudar desde más allá de donde podía ver, tras pararme y esconderme detrás de una piedra al ver otro ejemplar más pequeño delante...de las que molan, las que también se hacen eternas, dudando a que lado se decidirá a girar llegado el momento, y deseando que ese giro se de cuando ya este la pieza a distancia de tiro.
Quizá sea el último de la temporada, por eso hoy os suelto esta reflexión....jajaja, os dejo las fotos
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